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Los californianos negros y latinos son los más expuestos a los pozos de petróleo y gas

Un pozo petrolero situado junto a un parque municipal

Un pozo petrolero situado junto a un parque municipal en Signal Hill, California. Un nuevo estudio revela que los californianos que viven cerca de pozos de petróleo y gas activos son desproporcionadamente negros, latinos y con bajos ingresos. Vivir a menos de 1 kilómetro de pozos activos puede exponer a las personas a mayores niveles de contaminación y contribuir a diversos problemas de salud. (Foto de la UC Berkeley por David González)

Traducido automáticamente con DeepLTranslator y editado por David J.X. González y Jessica Trowbridge.

Más de un millón de californianos viven cerca de pozos activos de petróleo o gas, lo cual los puede exponer a contaminantes relacionados con asma, los partos prematuros y otros problemas de salud.

Un nuevo estudio publicado hoy en la revista GeoHealth revela que estos californianos son desproporcionadamente negros, latinos o con gente de bajos ingresos, y que los californianos negros tienen más probabilidades de vivir cerca de las explotaciones más intensivas de petróleo y gas.

“Cuando observamos las tendencias del estado de California en los últimos 15 años, las personas negras, latinas o de bajos ingresos tienen mayores probabilidades de vivir cerca de pozos de petróleo y gas”, dijo David González, principal autor del estudio y Becario Postdoctoral del Presidente de la Universidad de California en Berkeley. “En particular, las personas negras tienen mayor probabilidad de vivir en lugares que tienen una producción más intensiva de petróleo y gas, lo cual puede conducir a una mayor exposición a sustancias químicas nocivas”.

El estudio también reveló que, aunque la producción de petróleo y gas en California ha disminuido en los últimos 15 años, el ritmo de reducción ha sido más lento cerca de las comunidades racialmente marginadas. Un estudio anterior dirigido por González descubrió que las desigualdades en la cercanía a los pozos de petróleo y gas se aumentaron a la década de 1930 en Los Ángeles y están vinculadas a la política histórica conocido como demarcación en rojo (“redlining” en inglés), un política promulgada por el gobierno federal que resultó en la desinversión en vecindarios compuestos principalmente por residentes Afroamericanos, inmigrantes o de bajos ingresos.

“Lo que ha quedado claro es que en California los pozos petroleros se han situado desproporcionadamente en las comunidades racialmente marginadas y de bajos ingresos por generaciones”, dijo González. “Descubrimos que la exclusión social está fuertemente ligada con la perforación de pozos situados mayoritariamente en comunidades históricamente marginadas por motivos raciales. Actualmente seguimos viendo que la producción de petróleo y gas está ubicada desproporcionalmente en estas mismas comunidades.”

La producción de petróleo y gas es un proceso complejo que puede liberar toda una serie de contaminantes peligrosos: Las plataformas de perforación y la maquinaria pesada emiten gases como el diésel, los pozos de producción activa liberan compuestos orgánicos volátiles tóxicos y, en algunos casos, los mismos productos químicos utilizados para extraer petróleo de los depósitos subterráneos pueden filtrarse en el suministro de agua. Esto pone en peligro la salud en los hogares que utilizan fuentes de agua contaminadas. Finalmente, el uso de maquinaria pesada y de perforación en zonas residenciales también puede crear otros factores de estrés, como la luz y sonidos fuertes.

La evidencia creciente indica que existen varios riesgos para la salud de quienes viven cerca de los pozos de petróleo y gas, especialmente para quienes viven a una distancia de menos de 1 kilómetro (km) de un pozo.

Las nuevas leyes climáticas de California promulgadas el septiembre pasado por el gobernador Gavin Newsom tienen medidas que prohíben nuevas perforaciones petroleras a una distancia de 1 km de viviendas, escuelas, hospitales y parques, y ofrece protecciones a quienes viven cerca de pozos ya existentes. Sin embargo, a principios de febrero, compañías petroleras han consiguieron que la ley se suspenda hasta que los votantes decidan su destino en un referéndum en la elección en noviembre de 2024.

“La evidencia científica demuestra claramente que las personas que viven cerca de pozos de petróleo y gas tienen un mayor riesgo de sufrir problemas respiratorios, así como complicaciones en el embarazo y desarrollo del feto”, dijo Seth B.C. Shonkoff, director ejecutivo de PSE Healthy Energy e investigador asociado de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Berkeley. “Los intentos de sabotear la histórica ley de California con respecto a las zonas de amortiguamiento para pozos petroleros contradicen la ciencia y aumentan los riesgos para la salud pública, en particular para las comunidades negras y latinas”.

La mayoría de los estudios en este tema suelen centrarse en el impacto hacia la salud relacionado con vivir cerca de un pozo petrolero. Sin embargo, como afirman los autores de este articulo, enfocarse solamente en la cercanía a un pozo de petrolero no toma en cuenta la intensidad de la producción que puede generar más desigualdad.

El estudio actual, según el cual los californianos negros tienen mayor probabilidad de vivir cerca de producciones petrolíferas más intensivas, podría ayudar a explicar por qué algunos estudios han constatado que los riesgos para la salud asociados a vivir cerca de pozos son peores para las personas marginadas por motivos raciales y socioeconómicos.

Rachel Morello-Frosch, profesora de la Facultad de Salud Pública y del Departamento de Ciencias, Políticas y Gestión Medioambientales de la Universidad de California en Berkeley y coautora del estudio, espera que el documento deje claras las implicaciones para la igualdad sanitaria de la industria del petróleo y el gas en California.

“Este estudio aumenta la comprensión científica sobre los orígenes y la persistencia de las desigualdades raciales en la exposición a la extracción de petróleo y gas en California. Esto, a su vez, tiene implicaciones para las intervenciones reguladoras que se centran en la justicia ambiental y en la salud pública con respeto a este peligro bien estudiado”, dijo Morello-Frosch.

Además del millón de californianos que viven cerca de pozos activos o retirados, casi 9 millones — el 20% de la población — viven cerca de pozos taponados y abandonados, algunos desde el siglo XIX. Aunque los pozos taponados en los últimos años están sujetos a rigurosas normas ambientales, estudios han revelado que los pozos más antiguos pueden seguir emitiendo sustancias químicas tóxicas que podrían ser perjudiciales para quienes viven cerca.

“La exposición más común a la infraestructura de petróleo y gas en California esta ligada a pozos taponados y abandonados”, dijo González. “Desde la perspectiva de la salud pública, no está claro hasta qué punto deberían preocuparnos los pozos taponados. Pero dada la cantidad de gente que vive cerca de ellos, es importante hacer más preguntas y tomar precauciones cuando se cierren pozos petroleros, evitando así problemas de salud en el futuro.”

Otros coautores del estudio son Claire M. Morton, de la Universidad de Stanford; Lee Ann L. Hill, Drew R. Michanowicz y Robert J. Rossi, de PSE Healthy Energy; y Joan A. Casey, de la Universidad de Washington. Este estudio ha sido financiado por la Junta de Recursos Atmosféricos de California (#18RD018) y el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Medioambiental (R00 ES027023).

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