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En busca de una rana venenosa y de un nombre culturalmente apropiado

Rebecca Tarvin, de la Universidad de California en Berkeley, e investigadores colombianos describieron una nueva especie en la costa pacífica colombiana y le dieron un nombre en honor de un estilo musical afrocolombiano.

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Cuando Rebecca Tarvin era estudiante de posgrado y estudiaba las toxinas presentes en la piel de ranas venenosas, ella y su colega Mileidy Betancourth-Cundar colectaron en Colombia una rana de la que sospechaban que se trataba de una nueva especie para la ciencia. Esta rana se diferenciaba por su coloración de otra rana colombiana del mismo género Epipedobates y tenía un canto de advertencia diferente.

El trino de la recién descrita especie de rana venenosa, Epipedobates currulao, grabado en Pianguita, Valle del Cauca, Colombia. (Crédito del audio: Rebecca Tarvin, UC Berkeley)

En 2022, ocho años después y recién nombrada profesora asistente de biología integrativa en la Universidad de California en Berkeley, Rebecca Tarvin se reencontró con biólogos colombianos para colectar más de estas ranas y corroborar la existencia de una nueva especie. Estos «especímenes holotipo» son necesarios para documentar una nueva especie para la posteridad. Colectar especímenes e identificar nuevas especies también ayuda a los científicos a rastrear el impacto de cambios ambientales y comprender el origen evolutivo de rasgos como las toxinas de la piel, que algún día podrían tener usos médicos.

Colectar las ranas fue fácil; al parecer viven en los bordes de las carreteras y en zonas semi-urbanas. Ahora bien, ¿qué nombre ponerles? Un colega colombiano propuso al equipo un ritmo musical local a base de marimba llamado currulao o bambuco viejo. El nombre Epipedobates currulao les pareció apropiado y, con la publicación este mes de un artículo que describe la nueva especie en la revista ZooKeys, ya es oficial.

El currulao, que combina marimbas y tambores, es popular en las comunidades negras del Pacífico colombiano. Vea en YouTube una actuación de Cantadoras del Pacífico en el Smithsonian Folklife Festival de 2009.

«Acabamos apostando por currulao porque nos gustó la perspectiva humana que aportaba», explica Tarvin. «La rana forma parte del paisaje sonoro; cuando canta, forma parte del ruido de fondo de la región. Del mismo modo, el currulao es algo más que un género musical. También son las prácticas culturales en torno a la música, la celebración de reuniones, el baile y los y los vínculos que se crean en la vivencia ».

Tarvin sigue investigando las toxinas producidas por las ranas del género Epipedobates, que es un género pequeño, contiene unas ocho especies, pero es el grupo de ranas venenosas más joven en Sudamérica. Comparando la genética de estas ranas con otros grupos de ranas venenosas, espera comprender cómo evolucionaron sus mecanismos de defensas químicas. La mayoría de los animales venenosos son de colores brillantes para advertir su desagradable sabor, como la mariposa monarca de color naranja brillante o el llamativo naranja, negro y azul de las ranas venenosas. Sin embargo, las ranas Epipedobates tienen colores más sutiles, incluso apagados. Tal vez, dice ella, la coloración brillante evoluciona después de que las ranas desarrollen sus defensas tóxicas.

La llamada de la especie hermana de E. currulao, E. narinensis, es bastante distinta. La grabación se realizó en la Reserva Natural Biotopo en Nariño, Colombia. (Crédito del audio: Rebecca Tarvin, UC Berkeley)

Según Tarvin, los Epipedobates adquirieron sus defensas químicas más recientemente que cualquier otro grupo de la familia de las ranas venenosas y muestran la mayor gama de colores y defensas, pero también son interesantes por cómo adquieren su toxicidad.

«La particularidad de las ranas venenosas es que secuestran toxinas de su dieta, por lo que se trata de un mecanismo de defensa que requiere una fisiología totalmente distinta a la de los animales que producen veneno, como las serpientes y las abejas», explica Tarvin. «Las ranas venenosas comen artrópodos que tienen pequeñas cantidades de compuestos químicos que pueden ser tóxicos o desagradables. Y luego las acumulan hasta niveles que resultan relevantes para sus propios depredadores». Tarvin nos da un consejo: Como están cubiertas de toxinas, no te chupes los dedos después de agarrar una Epipedobates currulao